lunes, 25 de noviembre de 2019

Cataluña y la Radio de las Mil Colinas



Los banyarwanda son un grupo humano que puebla la región de los Grandes Lagos del Centro de África, cuyo origen no está muy claro, pero al que se sabe que pertenecen dos grupos sociales tristemente famosos: los hutus y los tutsis de Ruanda, Congo y Burundi. Si bien hay estudios que sugieren un origen nilótico para los tutsis y uno bantú para los hutus, que los haría fácilmente distinguibles por sus aspecto físico -más esbelto en el primer caso y más corpulento en el segundo, generalizando algo burdamente- no son pocos los que indican que hutus y tutsis son, en realidad, dos estamentos distintos de un mismo grupo humano. Lo cierto es que los matrimonios entre hutus y tutsis, que a lo largo de la Historia se han producido con relativa normalidad a pesar de las diferencias sociales, han hecho que sea totalmente imposible diferenciar a simple vista a unos de otros: sólo el conocimiento de las sutilezas culturales de los Grandes Lagos que escapan del alcance de casi todos los que no son naturales de allí, permite diferenciarles.

Sin embargo, unas políticas desafortunadas durante la dominación belga y exacerbadas tras la independencia de estos países sirvió para hacer germinar un brote de violencia de los más escalofriantes, si no el peor, del último tercio del siglo XX. Uno de los factores que hizo posible el genocidio de 1994 que costó la vida a 800.000 tutsis y hutus moderados a manos de los Hutus radicales, fue la inclusión en el documento de identidad de los ruandeses la etnia a la que pertenecían, Hutu o Tutsi. Después, en mitad de una tensión social muy grande derivada de la guerra civil que enfrentaba al gobierno Hutu de Juvenal Habyarimana con el Ejército Patriótico Ruandés de Paul Kagame, Tutsi, entre el nerviosismo y el miedo provocados por el avance del EPR, el ala más dura del gobierno de Habyarimana comenzó una campaña de deshumanización de los tutsis que debía conducir a su eliminación física, a masacrarlos. Contó este ala  para ello con la colaboración entusiasta de la Radio Televisión Libre de las Mil Colinas (RTLMC), una emisora de radio que a partir de julio de 1993 no cesó -tras conseguir hacerse popular emitiendo música de moda un breve tiempo- de emitir mensajes alienantes contra los tutsis, buscando deshumanizarles a ojos de la población hutu, refiriéndose a ellos como “cucarachas” y lindezas por el estilo. Cuando el 6 de abril de 1994 la RTLMC difundió el mensaje “cortad los árboles mas altos”, se desató una pesadilla que costó la vida a casi un millón de personas que fueron asesinadas bárbaramente a lo lardo de tres meses hasta la victoria del Ejército Patriótico Ruandés. La represalia Tutsi, por desgracia, fue terrible y se extendió a la República Democrática del Congo. Cerca de tres millones de personas, tal vez más, han muerto por culpa de esa bárbara forma de generar odio entre personas que, de no haber sido manipuladas por gobernantes infames (sin menoscabo de la responsabilidad personal de cada una de ellas en sus acciones) debían haberse respetado y ayudado como compatriotas a los que sus diferencias no tenían por qué enfrentar.

La situación de estigmatización de una parte de la sociedad que se está llevando a cabo en Cataluña, impulsada por el gobierno de esa Comunidad Autónoma y con la connivencia del gobierno de España, recuerda mucho a los meses previos al genocidio de Ruanda. La imprudente y abyecta deshumanización y el cobarde señalamiento que se practica desde las autoridades contra los catalanes no independentistas no puede conducir a nada bueno. En Cataluña se ha visto a líderes políticos llamar “bestias con forma humana” a los castellano parlantes, se le ha deseado a Inés Arrimadas que sean violada en grupo (no hay “Me too”  ni “Hermana yo si te creo” para ella), se ha golpeado a jóvenes por animar a la selección nacional de fútbol hay se ha alentado una huelga insurreccional que ha generado pérdidas millonarias y puesto en peligro vidas y propiedades.

El vídeo recientemente difundido por el Ayuntamiento de Barcelona en el que se vuelve a señalar a los castellanohablantes de machistas en contraposición con un muy respetuoso catalano hablante defensor de la dignidad de las mujeres es la enésima muestra de un racismo tan inhumano y despreciable como aquel del que hizo gala la Radio Televisión Libre de las Mil Colinas. TV3, el Ayuntamiento de Barcelona, la Generalidad de Cataluña están siguiendo una senda que sólo lleva a la barbarie, la muerte y el colapso de la Civilización. Millares de personas, ahítas de odio y victimismo están alentando la violencia contra quienes piensan diferente mientras, acríticamente, se definen como gente de paz al tiempo que insultan a quienes jamás les hicieron nada. Carentes de un espíritu mínimamente crítico que les permita (¡al menos!) ver que una violación es siempre horrible, se la desean a quien piensa diferente. Millares de personas alienadas por unas autoridades perversas e irresponsables,  se comparan con Martin Luther King sin saber que son ellos, al aplaudir esta segregación por razón de lengua, el Ku Klux Clan. Sin darse cuenta de que están a un paso de convertirse en la guerrilla Interahamwe.  

martes, 19 de noviembre de 2019

Aclaraciones sobre la ideología de género

Recientemente me vi envuelto en una conversación acerca de la ideología de género a cuento de una interesante entrevista que se hacía a la Directora de Estudios de la Familia de la Universidad CEU San Pablo. La entrevista se puede encontrar en este enlace https://youtu.be/BeoPZLp6G4s.

La cuestión es que hablando con algunas personas del tema, me di cuenta de que saltaban como resortes contra lo que se decía en la entrevista -desde un respeto hacia la entrevistada muy de agradecer en estos días- con tres argumentos principales. El primero era que no comprendían como una mujer podía criticar la ideología de género, atacando así la igualdad de derechos de las mujeres. El segundo, que no entendían en qué la ideología de género atacaba a la familia “tradicional”. El tercero, avanzando en la conversación, que las mujeres debían a personas como Simone de Beauvoir la igualdad legal de derechos y cosas como el derecho al voto.


Resultaba, por lo tanto, que estas personas estaban opinando desde una ignorancia total de lo que es la ideología de género, pero aceptándola acríticamente, como consecuencia de tener profundamente asumidos presupuestos completamente falsos.

Para contribuir a arrojar un poco de luz a todo este asunto de la ideología de género, vamos a  aclarar unos cuantos puntos, que pueden ser de utilidad a muchas personas:


  • Primero. La ideología de género no tiene nada que ver con las mujeres y, por lo tanto, una mujer no está atacando a ninguna otra al oponerse a esta ideología.  El género se consagró como concepto global y acríticamente aceptado en la IV Conferencia Mundial de la Mujer, organizada por la ONU en 1995 en Pekín. Es, eso sí,  un producto del feminismo radical de los años setenta: una evolución del marxismo que sustituye la lucha de clases por la lucha de sexos y el control de los medios de producción por los mecanismos de reproducción. 
La evolución del feminismo radical, del que son figuras principales personas como Simone de Beauvoir, pasa en pocos lustros de concebir la diferencia biológica entre hombres y mujeres como una maldición de la que las mujeres deben sustraerse (la maternidad es para ellas especialmente lacerante) a definir que, en realidad, no existen hombres ni mujeres. O más exactamente, que se es hombre o mujer no como resultado de la combinación del par de cromosomas 23 (XX mujer, XY hombre) sino como una opción personal. Es decir: se desliga el sexo biológico de las preferencias sexuales de cada individuo, a las que se llama género,y se decide que es el género lo importante, mientras que el sexo es secundario o incluso irrelevante. Peor que irrelevante: es el resultado de la opresión de un invento llamado hetero patriarcado cuya existencia y desmanes estamos obligados a aceptar, curiosamente sin que haya una sola línea en el Código Civil ni en el Penal que indiquen de qué forma se impone este patriarcado. Sólo esto ya es tremendo: es la negación de la evidencia hasta un punto tan desquiciado que se considera que decir que los niños tienen pene y las niñas vagina es ofensivo y peligroso. Hemos presenciado polémicas violentas -violentas sólo desde un lado, naturalmente- acerca de esta frase. Para los que piensen que lo que digo es una exageración, recomiendo que lean a Judith Butler: le parece que el binario sexual hombre/mujer es antinatural. Antinatural.  Nada menos. Lo pueden encontrar en su obra “El género en disputa”.
  • Segundo. La ideología de género se opone frontal y furiosamente a la familia, tal y como afirman abierta y públicamente sus ideólogos. Y esto es así porque la familia, con institución universalmente reconocida -con variaciones en ocasiones grandes de unas culturas a otras, como la poligamia, que es un abuso del concepto de familia- es la unión heterosexual potencialmente generadora de vida. Es una unión estable y fértil entre hombres y mujeres -idealmente uno y una- capaz de proporcionar a la sociedad nuevas personas. El reconocimiento histórico y universal de la familia ha cristalizado en su protección legal en todas las sociedades. Por lo tanto la negación de la existencia de hombres y mujeres, evidentemente atenta contra esta institución. La imposibilita, de hecho. Si no hay hombres y mujeres que establezcan familias que renuevan la sociedad a través de los hijos, no hay vínculo alguno que la sociedad deba proteger, puesto que las uniones entre iguales no merecen especial protección más allá de lo que establezcan los términos concretos del contrato privado en que se fundamenten. 
Pero olvídense de esto. No me hagan caso a mí, que al fin y al cabo, no soy un teórico del género: escuchen a Kate Millet, otra feminista radical en el origen de esta ideología, que afirmaba que tener niños y cuidarlos reducía a las mujeres, “al nivel cultural de la vida animal, al proporcionar al macho desahogo sexual y ejercer las funciones animales de reproducción y cuidado de los jóvenes”, por lo que proponía abolir la familia. Escuchen a Simone de Beauvoir, y su desprecio indisimulado hacia la inmensa mayoría de las mujeres del mundo

  • Tercero: pensar que Simone de Beauvoir es un modelo de mujer independiente o “liberada” es no tener ni idea de cómo fue la vida de Simone de Beauvoir. De Beauvoir estuvo total y humillantemente sojuzgada por Jean Paul Sartre, su amante, y también el amante de multitud de sus alumnas, a las que llevaba al filósofo como carne fresca, evitándole toda preocupación por sus responsabilidades posteriores al conducirlas después a abortar cuando era necesario. De Beauvoir fue una mujer brutalmente dependiente que no se atrevió a llamar las cosas por su nombre, aunque calificaba muy duramente a las demás mujeres, a las que consideraba una especie de híbrido entre el varón y el eunuco. Habrá quien piense que que es la dependencia infeliz y humillada de De Beauvoir mejor que la unión amorosa de una mujer con su marido, pero la realidad de la vida de las personas con quienes hablaba de todo esto, créanme, prueba que sus existencias  “convencionales” son felices. De Beauvoir fue una estrella de la “gauche divine” que puso por escrito sus traumas y depravaciones para darles una pátina de respetabilidad, pero la su respetabilidad es más que cuestionable a juzgar no sólo por sus ideas sino por sus costumbres. En cuanto al voto femenino, en Francia se legalizó en 1945, cuatro años después de la publicación de “El Segundo sexo”,obra más importante de De Beauvoir y en la que curiosamente elogia la defensa que Benedicto XV hacía del derecho de las mujeres al voto, allá en 1919.

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Que haya madres de familia no se den cuenta de que todo lo que dicen las feministas radicales es un insulto contra ellas  genera una preocupación sincera acerca de la infelicidad en que deben vivir sus días...Sin embargo no es así: muchas mujeres que celebran festivamente la opresiva ideología de género mientras pasean felices con sus maridos y sus hijos no admiran -y ni conocen- ni uno sólo de los conceptos de esta ideología ni del feminismo radical que las desprecia. Tan sólo les atrae su supuesta “modernidad”. Nada más. Una cáscara vacía. Lo peligroso es que dentro de esa cáscara podemos acabar encerrados todos.

miércoles, 4 de septiembre de 2019

Lo del constitucionalismo es muy cutre

El golpe de estado protagonizado por las autoridades autonómicas catalanas hace ahora unos dos años, fracasado felizmente gracias a una masiva y ejemplar movilización de los catalanes no indeendentistas, que se negaron a permitir que se les privara de su derecho de ser catalanes y españolas, y el ejemplar respaldo del rey en un discurso sin precedentes, ha servido para que muchos de los no independentistas que aun quedan en España se agrupen para hacer frente a la amenaza de una secesión que resultaría tan injusta como suicida.

Injusta porque se trataría de una vulneración de los derechos de todos los españoles, que pertenecen a una nación con un territorio determinado de ninguna parte del cual se les puede privar, porque se basa en una mentira histórica de primer orden y porque sería una traición a las generaciones de catalanes que, hasta que la egoísta y cerril ideología del nacionalismo acampó entre algunos sectores de la población, vivieron su españolidad con orgullo y en muchos casos con heroísmo. Los nacionalistas de hoy en día están traicionando los anhelos de sus antepasados -en muchos casos de tan sólo una generación atrás- que no entendían una España en la que no se integraran naturalmente todas sus regiones.   

Suicida porque no hay mas que echar una mirada mínimamente desideologizada al mundo para saber que nuestra Civilización está dando muestras de agotamiento y que lo que viene detrás es amenazador en cualquiera de los casos. La atomización de las naciones Europeas para dar lugar a una pléyade de pequeños países con poca población, escasa industria y nula capacidad de defensa sólo puede dar lugar o bien a una invasión no por pacífica menos destructiva de personas venidas de otros países para disfrutar de nuestros servicios sin asumir nuestras costumbres o a la progresiva e imparable sumisión a una economía, la China, que responde a unos postulados ideológicos que en absoluto se preocupan por los derechos fundamentales de unos individuos a los que sólo reconoce valor en tanto que son útiles para el Estado. 

Sin embargo, con excepción de algunos casos particularmente heroicos que han sabido enfrentarse a esta amenaza llamando a las cosas por su nombre -entre los que hay que destacar a los remanentes del carlismo catalán, siempre españolísimo, aunque de manera incomprensible se insiste desde los medios de comunicación en tratar de identificar a los independentistas con el carlismo, cosa disparatada en términos históricos- la inmensa mayoría de los partidos políticos y asociaciones que se han opuesto al independentismo lo han hecho abrazando una pobre bandera: lo que llaman “el constitucionalismo”.

Los que tratan de defender la unidad de España autodenominándose “constitucionalistas” están asumiendo, unos inconscientemente, otros muy intencionadamente, que España, la España que vale la pena defender, no va más allá de la Constitución de 1978, que paradójicamente fue la Ley que hizo posible la exacerbación de los nacionalismos mediante la introducción de parlamentos en nada menos que diecisiete Comunidades Autónomas sin el menor valor histórico.

Sin embargo, España, la nación más antigua de Europa y -habría que juzgar China con sus particularidades- tal vez del mundo, vio su primera unificación en el III Concilio de Toledo en el año 589. Experimentó una trascendental unificación legal con el Liber Iudiciorum de Recesvinto que más tarde, con continuidad histórica, dio pie al Fuero Juzgo. A pesar de una brutal invasión que se llevó por delante la monarquía visigoda y mantuvo grandes extensiones del territorio una vez unificado bajo un dominio extranjero tanto por procedencia como por civilización, fue capaz de recuperar lo que había perdido y, manteniendo la conciencia de da nación, reconstruir la unidad perdida y descubrir y civilizar un mundo desconocido, América, del que, a pesar de las demenciales acusaciones de genocidio, se llevó la Luz de la Fe, de la Ciencia y del progreso. Muchos siglos antes de que aparecieran la mayoría de las actuales naciones, y desde luego antes de la Constitución del 78,  el arte y la filosofía, el derecho y la justicia españolas fueron el motor de la Civilización. El norte de Castilla fue la cuna del parlamentarismo que se arrogan ahora los británicos, la escuela de Salamanca fue el origen del Derecho Internacional y del Derecho de Gentes, los marinos españoles trazaron las cartas que las potencias europeas utilizarían siglos después, las misiones franciscanas y jesuíticas enseñaron a los indios americanos la escritura, la agricultura, y la justicia, apartándolas del infanticidio y de los sacrificios humanos.

Mucho antes de la Constitución del 78, los españoles derrotaron a las tropas invictas de Napoleón, organizaron la primera Expedición Filantrópica de la Vacuna, pacificaron el levantisco norte de Marruecos y fueron capaces de reconciliarse tras tres guerras civiles. Antes de la Constitución del 78, los españoles derrotaron a la Unión Soviética: el monstruo que mató de hambre a los ucranianos -y cuyos herederos de nuevo quieren sojuzgar a Ucrania- el monstruo que se alió con los nazis para repartirse Polonia  -hoy se tuercen las caras al oír hablar e Hitler, pero no de su socio georgiano en aquella injusticia-,el monstruo que fue responsable de los disparates de Lysenko o de la tragedia de Chernobyl por la contumacia de la ideología comunista que supedita a las personas a los objetivos del Estado -hoy no hay hoy tuitero que no haya visto Chernobyl y mostrado su escándalo por aquello-. Antes de la Constitución del 78 España había hecho cosas tan fantásticas, tan humanas, tan civilizadoras que si se conocieran, la Constitución, una ley claramente mejorable, sería tan sólo un hito menor.

Por desgracia, el desconocimiento de la Historia de España, o el complejo cerril por la misma, está llevando a que el principal argumento en defensa de la unidad sea una norma. 


Frente a algo tan gris, tan falto de grandeza, que invita tan poco al entusiasmo, qué quieren que les diga, casi comprendo a los pobres ignorantes que se entusiasman disfrazándose de pollitos enjaulados para defender la causa de la República catalana a pesar de que, como dijo alguien muy sensato, “no existe, idiota”.

viernes, 29 de marzo de 2019

Arcuri y López Obrador. Entre el adanismo y la maldad.

Hace unos días el italiano Francesco Arcuri concedió una entrevista al diario El Mundo una vez que la Justicia italiana le otorgó la custodia en exclusiva de sus hijos con consecuencia el comportamiento de su mujer y madre  de estos, que según parece había llegado a secuestrar a los pequeños para alejarlos de su padre. La situación parece tan desgraciada que no podemos sino compadecernos de los miembros de esa familia -y lamentar las decisiones que les han llevado hasta donde están-. El fracaso de un matrimonio acarrea un sufrimiento muy grande y marca muy negativamente las vidas de los hijos, que no pueden entender que sus padres, a los que quieren y de los que esperan que se quieran, se separen. Incluso en los casos en los que no queda más remedio que la separación, es un remedio doloroso.

En un momento de la entrevista, el Sr. Arcuri contesta lo siguiente:

P: Los tribunales le dan la razón, pero la opinión pública está en su contra.
R: Es que parece que hemos regresado a la Edad Media, cuando la Iglesia, que representaba a los ricos, te señalaba como hereje. Estabas acabado, eliminado. El mensaje es que la verdad no importa. Se ha vuelto normal y tolerable, pero causa vómitos. Afortunadamente, hay un sistema judicial que trabaja de manera independiente.

Además, se muestra decepcionado con la izquierda radical. El Sr. Arcuri dice de ellos “Entre los pocos que no se había expresado estaba Podemos, del que ingenuamente creía yo que era un grupo que luchaba contra la injusticia. Pasan 10 minutos, ni siquiera tiempo suficiente para saber cómo contactarlos, y llega su declaración contra contra mí”.

Pocos días después de esta sorprendente entrevista, el Presidente de México, un izquierdista radical, de los que Arcuri piensa que le podrían haber ayudado, se ha despachado exigiendo disculpas a España por unos supuestos excesos cometidos a partir de la llegada de Cortés a México y la afortunada derrota de los aztecas a manos de españoles, totonacas y tlaxcaltecas.

El pobre Sr. Arcuri está claramente afectado de un adanismo atroz, porque no sólo desconoce la Historia, sino la realidad del momento en el que vive: ¡esperaba apoyo de Podemos! ¡Con una condena por malos tratos en su haber!

López Obrador, por el contrario, es muy consciente del momento en el que vive: el del fracaso de un magnífico país tras dos siglos de políticas nefastas de las que él es un fiel continuador. Necesita, por tanto, encontrar a un culpable del fracaso.

El Sr. Arcuri necesita claramente que le expliquen que nadie ha hecho nunca más por los pobres que la Iglesia Católica. Habría que hable de los concilios de Letrán, en los que se garantizaba la protección a las familias de los cruzados (de la que se beneficiaban las familias más pobres), se prohibía la usura, se garantizaban períodos de tregua, la gratuidad de la administración de sacramentos, y otras muchas medidas que echan por tierra la absurda idea de una “Iglesia de ricos”. Necesita conocer las figuras de San Francisco de Asís, San José de Calasanz, San Juan Bosco, Santa Teresa de Calcuta. Y le vendría muy bien saber que los tribunales de la Inquisición destacaron por sus esfuerzos en conocer la verdad de los hechos y en evitar los linchamientos motivados por las masas moldeables. Fue la Inquisición quien puso orden en Zugarramurdi, Sr. Arcuri.

A López Obrador habría que explicarle que España, de la mano de la Iglesia, hizo más por los pobres de México y del orbe entero que ninguna otra nación o institución humana y desde luego más que las degeneradas élites criollas, que vendieron por piezas los países que usurparon. Los nombres de San Junípero Serra, fray Francisco de Aguilar, fray Francisco de Montesinos, fray Martín de Valencia, Motolinía, fray Pedro de Gante, fray Bernardino de Sahagún y muchos otros que el Sr. Arcuri desconoce y López Obrador tal vez oculte, son ejemplos imborrables de ese amor a los pobres. Esos frailes, y muchos otros, fueron pobres entre los pobres. Y lo fueron cumpliendo su vocación de servicio. Una vocación que encontraron en la misma Iglesia que les ordenó no cejar en el empeño de atraer a la Fe a cuantos indios pudieran y de defenderlos de los poderosos que les quisieran explotar.

Por si el Sr. Arcuri piensa que los frailes de México actuaban movidos de una fraternidad puramente personal, habría que explicarles que el superior de la Orden franciscana, el padre Quiñones, les animaba a trabajar por los indios “sin promesa de soldada”, es decir, de balde. Por si López Obrador cree que actuaban a espaldas de la Corona, habrá que recordarle las Leyes de Burgos, la labor De Francisco de Vitoria y la Escuela de Salamanca, la disputa de Valladolid y el crédito concedido a fray Batolomé de las Casas en sus exageradísimas denuncias de abusos, con el fin de poner fin a los mismos. Habrá que recordarle las palabras inmortales de fray Antonio de Montesinos a los españoles injustos de Santo Domingo, allá por 1511:

“¿Estos no son hombres? ¿Con éstos no se deben guardar y cumplir los preceptos de caridad y de la justicia? ¿Estos no tenían sus tierras propias y sus señores y señoríos? ¿Estos hannos ofen- dido en algo? ¿La ley de Cristo, no somos obligados a predicársela y trabajar con toda diligencia de convertirlos?... Todos estáis en pecado mortal, y en él vivís y morís, por la crueldad y tiranía que usáis con estas inocentes gentes”

Habría que hablarles al pobre Sr. Arcuri y a López Obrador de las reducciones jesuíticas, de los tratados de paz españoles con los mapuches y de las matanzas de mapuches cometidas por Chile y Argentina en sus “operaciones” Ocupación de la Araucanía y Conquista del Desierto. O de las matanza de charrúas en Salsipuedes, llevada a cabo por prohombres del ya independiente Uruguay en 1831. Les vendría muy bien conocer el desprecio de Bolívar por los indios.

Que el Sr. Arcuri pensara que la izquierda radical iba a preocuparse sólo por un momento de un varón acusado por su mujer de malos tratos demuestra un desconocimiento tan inverosímil de la realidad que casi mueve a lástima. Que López Obrador exija disculpas a España y la Iglesia es de una perversión tan grande que hace desear que el Virreinato de Nueva España nunca hubiera abandonado la protección de la Corona.

La única verdad, esa que al Sr. Arcuri le hubiera gustado que preocupara a la gente, es que nadie salvo la Iglesia Católica se ha preocupado nunca de la dignidad, la vida y la salvación de los pobres. Y que nunca la Iglesia encontró mejor valedor para su misión que la Monarquía Hispánica en América del Sur. La izquierda del siglo XIX acabó con eso y entregó a los indios a las garras de los caucheros, los madereros, las grandes empresas norteamericanas…La izquierda del siglo XXI, que no lo dude el Sr. Arcuri, le arrebatará a sus hijos a la menor oportunidad si con ello puede satisfacer su enfermiza visión de un mundo en el que los hombres y las mujeres son enemigos.

jueves, 14 de febrero de 2019

San Cirilo y San Metodio. La vocación misionera de la Iglesia


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El santo de moda del 14 de febrero es, sin duda, san Valentín. Desde muchos días antes de su fiesta, la publicidad de la tele y los escaparates de las tiendas ya nos están anunciando su llegada. Y la verdad es que esta pasión por el santo no es nueva. Seguro que muchos recuerdan a Conchita Velasco, Tony Leblanc, Amparo Soler Leal y George Rigaud paseando sus amoríos por Madrid con la ayuda de san Valentín, que les echa una mano para resolver sus problemas con el fútbol y los celos en “El día de los enamorados” y “Vuelve san Valentín”.
Pero como san Valentín es muy famoso y no necesita presentación, en Camino de Orleans os traemos la historia de San Cirilo y San Metodio, a los que también se celebra el 14 de febrero, para que la podáis leer con vuestros hijos y así transmitirles un poco más de amor a la Iglesia y a los santos.
Cirilo y Metodio eran dos hermanos súbditos del Imperio Bizantino que vivieron en el siglo IX. Los dos siguieron trayectorias diferentes porque mientras que Cirilo se convirtió en bibliotecario de la catedral de Santa Sofía en Constantinopla, Metodio llegó a ser gobernador de una provincia. Sin embargo, a pesar de sus trayectorias diferentes, Cirilo y Metodio se decantaron definitivamente por la vida consagrada e ingresaron en un monasterio en Asia Menor en torno al año 855.
El Imperio Bizantino era tierra de frontera: heredero del Imperio Romano, conservaba la parte sur de la península helénica, mientras que el Norte caía en manos de búlgaros y eslavos; en Asia, los seguidores de un carismático mercader llamado Mahoma, que predicaba una nueva religión, les habían arrebatado Egipto, Palestina y Siria, y amenazaban con seguir adentrándose por la península de Anatolia. Así las cosas, los obispos cristianos de las diócesis bizantinas se enfrentaban a un enorme reto evangelizador.
Los dos hermanos, Cirilo y Metodio, habían adquirido fama por su vida piadosa y sus dotes intelectuales, por lo que el obispo de Constantinopla les requirió para adentrarse en tierra de misión y convertir al cristianismo a las gentes de Crimea, que se debatían entre diversas propuestas: el cristianismo, el judaísmo y el Islam, que estaba en pleno auge combinando la sencillez de sus preceptos con la capacidad de convicción de sus cimitarras…Cirilo y Metodio aceptaron la misión y partieron para Crimea. Allí se dieron cuenta de la dificultad enorme que suponía transmitir la Buena Noticia a gentes que no compartían la base cultural común que cimentaba los pueblos de Europa Occidental y e Imperio Bizantino: el legado de Grecia Y Roma. Gracias a sus enormes dotes y a su amor por el Evangelio, se adaptaron al idioma de los jázaros y fueron capaces de traducir textos hebreos al idioma que éstos hablaban.
Después de evangelizar allí de la innovadora forma en que lo hicieron, recibieron la invitación del príncipe de Moravia que, preocupado por la falta de formación de su pueblo, les pidió que se convirtieran en maestros capaces de acrecentar la cultura de sus gentes. Siempre dispuestos a ayudar, los hermanos  crearon un alfabeto y una gramática adaptados a la lengua de los pueblos centroeuropeos: el cirílico. Esta solución marcó definitivamente la apertura de los pueblos eslavos a la fe cristiana y supuso una aportación cultural que ha marcado la Historia de Europa.
San Cirilo y San Metodio estaban tan convencidos de la importancia de la Buena Noticia que no dudaron en acudir a países lejanos para explicar a la gente que Jesús ha nacido y muerto por nuestros pecados y que nos ha abierto las puertas del Cielo. Pero su vida, además, pone de manifiesto que la Iglesia, en su pasión por enseñar el Evangelio a los hombres de todo el mundo, ha sido un motor imparable de civilización, progreso y cultura, con una enorme capacidad de adaptación a las necesidades de las personas. De esta capacidad de adaptación es prueba la facilidad con la que, gracias al ejemplo de nuestros dos santos, se adaptó el culto cristiano a lenguas hasta el momento desconocidas.