Estamos a
punto de celebrar la fiesta de Todos los Santos, de la que en Camino de Orleans
somos muy entusiastas: preferimos los huesos de santo a las calabazas huecas, y
pasar un rato con nuestros difuntos en el cementerio que tomarnos una copa con
el diablo, en cualquiera de sus formas; mejor el Monte de las Ánimas de Bécquer
que la Pesadilla de Freddie Krugger. Pero también sonreímos, la verdad, cuando
vemos a Pluff el Fantasmita pidiendo caramelos, escondido tras su sábana con
agujeros mientras amenaza con darnos un susto si no le llenamos la bolsa. La
infancia es bonita hasta disfrazada de espectro.
Sin embargo,
lo que hoy os traemos de la fiesta de Todos los Santos no es ni la devoción, ni
la polémica ni la mejor pastelería para hacerse con una bandeja de buñuelos,
sino una curiosidad histórica que nos recuerda una vez más el relevante papel
de España en la Historia, para que seamos capaces de disfrutar con las
tradiciones de otros pueblos con la alegre conciencia de que las nuestras ya
estaban muy establecidas cuando los demás empezaban a darles forma a las suyas.
Fernando de
Magallanes partió de Sanlúcar de Barrameda al mando de 239 hombres el 20 de
septiembre de 1519; disponía de una pequeña escuadra de cinco naves y tenía la
misión de atravesar el Nuevo Mundo de la manera más rápida para conseguir
llegar a las Indias, propósito que en realidad ya perseguía Cristóbal Colón
cuando inició el viaje que le llevaría a descubrir América. La singladura de
esta escuadra estuvo, cómo no, llena de aventuras y desventuras. Se adentró en
el inmenso estuario del Río de la Plata creyendo que era el paso que buscaba
para darse cuenta millas más delante de que se estaba adentrando en una inmensa
masa de agua dulce; tuvo que sofocar un motín en Patagonia con la ayuda de Juan
Sebastián Elcano…que estuvo más o menos implicado en un segundo motín poco
después. La vida, está claro, era dura en una travesía como aquella.
Pero
Magallanes siguió y siguió hacia el sur sin apartarse de su meta, y el día 1 de
noviembre de 1520 viró por fin al oeste en una gran ensenada que llamó Estrecho
de Todos los Santos. El 1 de noviembre de 1520. En 1520 faltaban 100 años para
que los Pilgrim Fathers se embarcaran
en Mayflower, 230 años para que el
archifamoso James Cook iniciara su carrera en la Marina Real Británica y
explorara el Pacífico…empleando cartas de navegación españolas, 240 años para
el nacimiento del Almirante Nelson y ¡434 años para que Disney estrenara su
maravillosa “Truco o Trato” en la que los sobrinos de Donald (no Trump, sino el
de pico y plumas) consiguen a fuerza de hechizos las golosinas que su tío les
niega!
El resto de la
expedición de Magallanes es motivo de otros posts en los que seguro que os la
contaremos, pero por ahora os invitamos a que echéis un vistazo a un mapa en el
que aparezca la Tierra de Fuego y os imaginéis allí hace quinientos años con
ropas de lana y cuero y sin más fuerza que vuestros brazos y oraciones para
salir de allí con vida. Un puñado de los que allí estaban lo consiguió, sin duda con más ayuda de los Santos a los que honraron aquel 1 de
noviembre que con la de todos los zombis y brujas del mundo.
Imagen cortesía de www.fondear.com
Para saber más…
No podemos
resistirnos a recomendaros que veáis con vuestros hijos Truco o Trato: una
tierna historia para niños en la que el Pato Donald no puede dejar de patearse
el obispillo como castigo a su tacañería.
Imagen cortesía de www.fondear.org
La toponimia del continente americano tiene nombres españoles de extremo a extremo: seguro que todos conocéis el punto más austral del continente, el cabo de Hornos, pero tal vez no supierais que la muy septentrional isla de Vancouver se llama, en realidad, Quadra y Vancouver, como testimonio de la olvidada presencia española en aquellas tierras, descubiertas para Occidente por José María Narváez y Juan Francisco de la Bodega y Quadra.
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