martes, 13 de febrero de 2018

Anna Sullivan y Hellen Keller

Si estás preparando un TFM, peleándote con tu oposición, estudiando unos exámenes o a punto de tirar las zapatillas porque no bajas de 50’ en los diez kilómetros, te traemos un revulsivo contra la frustración: Hellen Keller.
En 1880 y en el seno de una familia sureña nació esta fuera de serie que es el antídoto perfecto contra las tentaciones de tirar la toalla. Cuando tenía 19 meses se quedó sorda y ciega. No tenía ni dos años, y su única manera de relacionarse con el mundo pasó a ser el sentido del tacto. Aún no sabía hablar –tal vez dijera “daddy”- cuando se levantó a su alrededor un muro infranqueable: a oscuras y en silencio.
En esa situación terrible pasó los siguientes cinco años, acumulando frustración. Sólo entendía las caricias y el sabor de la comida. Sn embargo, antes de asumir la derrota, sus padres la pusieron en manos de Anne Sullivan: una maestra para ciegos, que es en sí misma un relato de superación.
Sullivan se encerró, literalmente, en una habitación de la casa de los Keller para enseñar a Helen a relacionarse con el mundo. La pequeña aprendió, tan sólo con el sentido del tacto, a comprender que las realidades que conocemos se designan mediante palabras, que hay un nombre para cada cosa y que combinando palabras adecuadamente se forman frases. Empleando el alfabeto para sordos consiguió echar abajo la barrera que la separaba del mundo. No sólo aprendió a denominar los objetos tangibles, sino que consiguió un desarrollo intelectual sobresaliente: en 1904 se graduó con honores en la universidad.
La historia de la liberación de Helen Keller de las barreras de su enfermedad se narra de manera estremecedora en una joya del cine: El milagro de Ana Sullivan (MGM 1962, de Arthur Penn; con Anne Bancroft y Patty Duke), toda una feel good movie para ver en familia y quitarse la pereza para esos pequeños desafíos de cada día.
Anne Sullivan y Hellen Keller fueron excepcionales no sólo por su capacidad de superación sino porque fueron pioneras. Por lo menos en parte gracias a ellas, las personas con discapacidad cuentan hoy en día con recursos, a través de instituciones caritativas, fundaciones o gracias a la acción del Estado, para tener una vida plena a pesar de sus limitaciones físicas o psíquicas. Riendamiga, Once y Fundación Once, Hogar Don Orione y otros muchos ayudan hoy a los más necesitados. A todos, gracias desde “Camino de Orleans”
«En estos oscuros y silenciosos años, Dios ha estado utilizando mi vida para un propósito que no conozco, pero un día lo entenderé y entonces estaré satisfecha»
                                                                                                                                             Helen Keller.

Foto cortesía de http://www.perkins.org/history/archives/helen-keller-and-anne-sullivan-collections 




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